¿CÓMO ALMACENA INFORMACIÓN NUESTRA MEMORIA?
¿Cómo memorizamos?
Veamos algo sobre nuestra memoria, poque todavía hay quien cree que almacenamos información como el que guarda cajas en un almacén. No. La memoria no funciona así.
Cuando estudiamos algo, toda esa información se mezcla con las ideas, conceptos y esquemas mentales previos que ya tienes en la cabeza desde que eras un crío. Las cosas no se guardan como en un cajón desastre, sino que se conectan entre sí como una red infinita.
O sea que cada nuevo tema que estudias se enlaza con lo anterior, eso por un lado está bien, pero por otro va a traer problemas. Porque, con el tiempo, esa red se puede volver un caos.
Hay información que se pierde con el paso del tiempo, simplemente te olvidas de algunas cosas sin más, se borran y ya. Y hay información que se distorsiona, esto sucede porque en tu cerebro se forma una especie de red de carreteras llena de desvíos y señales confusas.
LOS DOS ENEMIGOS DEL OPOSITOR
OLVIDO -INTERFERENCIA
Es decir, tenemos dos puntos débiles, el olvido y la interferencia. Porque no solo es que olvides, es que tu cerebro también “se lía”. La información nueva se mezcla con la vieja y viceversa, y acabas con un batiburrillo de datos que te impide recordar con exactitud lo que quieres.
Tranquilo hay solución: repasar. Cada vez que repasas, recuperas lo que creías perdido y corriges lo que se había distorsionado. Otra historia es cada cuanto repasas y cómo realizas esos repasos.
EL ACCESO A LA INFORMACIÓN
LA RECUPERACIÓN
Ahora, veamos algo muy importante para toda esta movida: la recuperación, cuando buscamos esa información almacenada en nuestro sistema de memoria, la encontramos y somos capaces de expresarla mediante alguna de las formas del lenguaje.
Tener un cerebro capaz de almacenar miles de datos está guay, pero tiene un coste asociado, que encontrar esa información a veces es imposible. ¿De qué nos sirve tener un almacén donde poder guardar todo lo que queramos si luego no lo vamos a encontrar?
¿OLVIDO O CAOS?
NO LO HAS PERDIDO, ESTAR ESTÁ, PERO NO LO ENCUENTRAS.
La mayor parte de las veces que creemos haber olvidado algo, no es que la información se haya desvanecido, es que el camino para llegar hasta ella se ha dañado, estropeado o se ha entremezclado con otros, y ahí es donde radican los mayores fallos de memoria.
No encuentras lo que necesitas porque las rutas que te llevan hasta ahí se han perdido, no porque la información ya no esté. Otras veces si, la información se borra, te olvidas de ella sin más, pero son las menos.
LAS TÉCNICAS DE MNEMOTECNIA
Y aquí es donde entra en juego la mnemotecnia. Esas técnicas de las que muchos pasan o se descojonan pero que, oye, a mí, un tío con un CI por debajo de la media, me han servido para conseguir varias plazas en distintas oposiciones.
Lo que hace la mnemotecnia es introducir marcas, señales o pistas (como hacía Pulgarcito con las migas de pan para volver a casa) que te indican por dónde ir para llegar hasta la información que tienes almacenada en el coco. Es decir, potencian la recuperación.
Como si estuvieras poniendo carteles en las autopistas de tu memoria. Porque cuando la información está fresca, las rutas están bien claras, pero conforme pasa el tiempo, se deterioran y se entrelazan con otras y cuesta encontrar el recorrido concreto. Con la mnemotecnia, pones señales de “por aquí zoquete” para llegar donde quieres.
¿CAPACIDAD DE ALMACENAJE O DE ORGANIZACIÓN Y ACCESO?
Así que, el problema no es lo que puedes almacenar, sino lo que puedes recuperar. Ya sabes que la información está ahí, pero si no tienes las rutas bien definidas, no lograrás acceder a ella. ¿Y cómo solucionas esto? Pues tienes dos opciones: puedes dedicarte a repetir como un loro cada tema, una y otra vez, hasta que te sangren los ojos (y el hipocampo). Pero, seamos serios, ¿quién tiene tiempo para eso? Ni tiempo ni ganas, eso es algo agotador y desmoralizador, es como ir “a pedales”, mientras otros van “a motor”.
¿Y quienes van a motor? Pues los que emplean debidamente las técnicas de memorización.